Sopa asada de setas, calabaza y repollo
Vuelve el otoño y con él, las sopas asadas, la calabaza y las setas. Todas juntas montan un delicioso festival de la cuchara.
Puedes escuchar el texto completo y la receta en este enlace al podcast.
Las sopas asadas y el slow cooker son una pareja de escándalo. Ahora que tenemos el otoño y el invierno por delante, empiezan a apetecer, y es un buen momento para ensayarlas y disfrutarlas.
Esta sopa asada de setas, calabaza y repollo es otoño puro, hecha con productos de temporada que combinan muy bien, y rematada con una señora guarnición que la convierte en un plato contundente: panceta o bacon frito y un huevo escalfado, ajo frito crujiente y cebollino fresco, que no solo decora, sino que da aroma.
Calabaza de otoño
Durante todo el año se puede encontrar calabaza en el mercado, generalmente la violín o cacahuete, pero es en otoño cuando podemos encontrar variedades suculentas como la potimarrón, la bonetera, la butternut nacional1 o la dulce de horno.
Es un buen momento para recorrer el mercado en su busca o recurrir a los huertos que venden online, que suelen tener buenas piezas, sabrosas y frescas.
Las setas, no siempre tan a mano
Octubre y noviembre son meses de setas, pero la temporada es tan corta y tan sujeta a las lluvias que no siempre podemos aprovecharla. Las setas de cultivo son la solución. Yo siempre recurro a las shiitake de cultivo cuando no hay setas del tiempo: son bastante dignas y no son difíciles de encontrar en los supermercados.
Y si no hay setas a mano, utiliza unos champiñones Portobello o de los comunes. De estos hay todo el año y no hay que ir con la lupa para encontrarlos.
Repollo, un comodín de nevera
Si me preguntaran cuál es la hortaliza que no falta en mi frigorífico, no tendría que pensar la respuesta: el repollo o col. Seguro que ya he contado esto, pero es que sirve para todo.
Para improvisar cualquier salteado; cortada fina en crudo mezclada con mayonesa y manzana, hace una ensalada riquísima; en juliana y hervida durante cinco minutos es un acompañamiento estupendo para platos de legumbre, rematada con ajos fritos y su aceite.
Y la noticia más noticiosa es que dura una barbaridad en la nevera. Semanas bien cortada, guardando una higiene correcta y protegida con film plástico. Compra repollo. Quien guarda halla, que decía mi madre.
El huevo escalfado que da cero trabajo y sale seguro
Desde que aprendí a hacer huevos escalfados de manera pasiva los preparo para acompañar muchos platos: sopas, cremas, patatas guisadas, pistos o guisos de verduras.
Antes intentaba imitar a los grandes chefs que remueven la olla de agua con una espátula a toda pastilla y de allí les sale un huevo escalfado que parece una escultura. A mí siempre me salía un lío de clara hilada y una yema muy penosa. Como para retirarse para siempre.
El método de hervir el agua, apagar y dejar reposar, es infalible. El chorrito de vinagre, imprescindible. Manipulando los huevos con cuidado quedan muy bien. Si necesitas hacer mas de uno, utiliza una cazuela de un buen diámetro para hacerlos todos a la vez.
Sácalos en el mismo orden en el que entran en el agua, tapa cada vez que metas o saques un huevo y calcula más o menos el tiempo que tardas entre uno y otro.
Panceta crujiente
Quien dice panceta curada dice tiras de bacon. Lo que tengas más a mano servirá para pasarlo por la plancha y conseguir unas tiras crujientes y saladas, que darán un contrapunto estupendo a esta sopa. El jamón serrano de bodega es otro recurso para sustituirlas: frito queda también crujiente cuando se enfría.
Preparación: 20 minutos
Cocción: 4 horas
Función: ALTA
Raciones: 4
1 puerro
350 g de calabaza limpia sin piel ni semillas
100 g de repollo
200 g de setas
Tomillo fresco
Romero fresco