Menú semanal Plus | Tercera semana de octubre de 2023
Una cocina con despensa antigua y atrevida. Un pintor realista con una mirada particular. Primeros pasos en la fermentación, montar recetas a partir de ingredientes y una enfermedad muy dolorosa.
Una semana más, el menú semanal llega para ayudarte a organizar las comidas y cenas de la semana que viene. En tu mano está adaptarlo a tus gustos y necesidades, seguirlo en parte o al pie de la letra. Haz tu lista de la compra y que el lunes te pille en perfecto estado de revista. ¡Que tengas una buena semana!

Una cocina y una despensa conectadas por un distribuidor en una casa de campo de Berkshire, Reino Unido. Que dices esto y ¡zas!, parece un espacio más. Pero no. No lo es.
Confieso que, de estas dos habitaciones, la que menos me emociona es la cocina, y que en la despensa podría dedicarme muchas mañanas a ordenar tarros, preparar ramos de flores y trajinar con harina fingiendo que hago pan y me sale bien. Porque sí, en esta despensa centenaria hay un horno de pan.


El espacio es espartano, con poca decoración pero mucha evocación. Paredes que van a su aire, ventanas que se deforman con los muros. Y cero miedo al color.
Para las ventanas, la puerta y los frisos han escogido un amarillo mostaza alegre y cálido. Un color que tu madre o tu suegro te dirían que a lo mejor pasado un tiempo te cansa. Hay que atreverse, pero osadía no les falta a los dueños de la casa y al estudio de Emma Milne, autora de la reforma de este proyecto, llamado La Rectoría.

Por si el mostaza resulta aburrido, han centrado la atención bajo las encimeras con unas cortinas colchoneras en lino rojo y blanco. Suena tan loco y sin embargo resulta perfecto. Equilibrado y elegante.
El distribuidor, una zona de paso con un banco y colgadores, comparte el suelo de piedra original de la casa con la despensa, mientras que la cocina resulta algo más contemporánea gracias al suelo de madera en espiga.

Para la cocina han escogido el azul como color de contraste en la enorme isla, mientras el mostaza se remarca con un friso detrás de los muebles bajos. El fogón de leña empotrado en la chimenea, decorada con un frente de azulejos, da calidez y hace que no nos olvidemos de que estamos en una casa con muchos años a su espalda.


De la cocina, me quedo con su zona de comedor. Amplia, cómoda y preparada para comidas con muchas bocas que contentar, o grandes ratos de preparación de alimentos alrededor de esa mesa de madera.
Sí, me veo aquí con un cuenco de guisantes. Sola, desgranando sin ninguna gana de que llegue la hora de comer.
Más de Emma Milne | Web
Más de La Rectoría | Web
Kenne Gregoire es un pintor holandés de estilo realista. Se podría decir que lo pinta todo, porque en su galería de obras podemos ver retratos, escenas de personas, flores, paisajes, arquitectura, esculturas y hasta un retrato del Rey Guillermo de los Países Bajos.
Pero lo que me hace traerlo hasta aquí son sus bodegones de comida. Todos están pintados con una original concepción del plano picado, fusionado con una visión cenital, que da como resultado originales bodegones en un estilo muy personal.
Pinta con una técnica del siglo XVII, la grisalla, sobre la que aplica los colores en forma de veladura. La grisalla crea un efecto de relieve y se realiza en un solo color. Gregoire, una vez realizada, aplica una capa velada de color. Un ejemplo conocido de grisalla es el tríptico del Jardín de las Delicias de El Bosco.
Su estilo es tremendamente personal, porque, aunque está enmarcado en el nuevo realismo, se acerca el surrealismo en buena parte de su obra. Te dejo aquí unas imágenes de sus bodegones de comida. No falta un gatete –muy bien, Kenne–, manteles con pliegues marcados, huevos cocidos, desayunos con arenques, y suelos de madera o de baldosa hidráulica.
Ojo al resto de su obra: las flores están llenas de belleza y sutileza; La gente, con un punto de otro mundo, entre el esperpento, la hiperrealidad y la libertad; sus paisajes, marcados por la bruma y los árboles; los edificios, muchas veces sumidos en la decadencia.
Kenne Gregoire | Página web
El sábado pasado hice un curso de fermentación en la quesería La Jarradilla de la mano de la nutricionista y fermentista Chloé Estandía, de Back to the Roots. Ahora tengo en mi encimera dos botes que miro, meneo y eructo1 a cada poco. A ver qué sale de ahí.