Crema fría de zanahoria y naranja
Una crema fría sabrosa y fresca que es un chisporroteo de sabor. Las zanahorias también son para el verano, cómetelas a cucharadas.
¿Qué haríamos en verano sin las cremas y sopas frías? La bendita vichyssoise, el refrescante gazpacho, el potente ajoblanco, y así hasta un buen número de alimentos –crudos o asados– triturados y condimentados para que entren fácil, alimenten y refresquen.
Llevo un par de años comiendo a menudo el menú del día en un restaurante de mi pueblo. Le ponen mucho mimo a la cocina. Uno de sus clásicos, que aparece en primavera y verano, es una crema de zanahoria y naranja, fría y sabrosa. Siempre la pido si está en la lista de primeros del menú.
No he pretendido replicarla al dedillo y nunca se me ocurriría pedirles la receta, pero tenía que intentar una crema de zanahoria hecha en slow cooker. La base es un estofado de zanahoria y cebolla cocinadas en mantequilla, que le da un sabor especial. Se les deja que se aburran en el slow cooker hasta que la zanahoria esté suficientemente blanda para triturarse sin problema. No hay prisa.
Cocinada con caldo o agua –cocida– no da el mismo resultado, ni en textura ni en sabor; ni lo intentes. Una vez que la tenemos lista, se tritura con zumo de naranja y agua, añadiendo más líquido con cuidado para ajustar la textura. Triturar, probar, añadir, hasta que podamos gritar: ¡eureka!
La guarnición
Yogur griego –espeso– y aceitunas kalamata. Es una combinación que hace que salgan chispitas en el paladar: el dulce de la zanahoria y la naranja, ese qué sé yo de la mantequilla, el puntito excitante del limón y el recuerdo a bosquecillo del tomillo, se acomodan bien al punto ácido del yogur y el salado de las aceitunas.
La idea es usar como base un yogur muy espeso, para paladear sin que se disuelva por completo en la crema. Por eso recomiendo usar yogur griego, pero griego griego, que es tan espeso que si das la vuelta a la cuchara se queda en el sitio y no se cae. Es una delicia.
Si no encuentras yogur griego de verdad –con D.O.P– puedes fabricarte algo similar filtrando yogur natural en un colador cubierto con papel de cocina o un paño fino. Se deja reposar para que él solito expulse el suero hasta que esté con la textura adecuada.
Kalamata sí, kalamata no
Un sí rotundo, siempre que buscarlas no te convierta en Indiana Jones. Estas aceitunas son muy especiales, aromáticas, con una pulpa carnosa y húmeda, un sabor muy profundo –se maceran en vinagre de vino tinto– y color púrpura. Si no las encuentras, puedes sustituirlas por aceitunas negras.
Preparación: 15 minutos
Cocción: 5 horas
Función: ALTA
Raciones: 4
Batidora trituradora
600 g de zanahorias tiernas peladas y limpias
1 cebolla
2 naranjas
1 limón
75 g de mantequilla
Tomillo fresco