Tarta Tatin
Siempre me imagino a las hermanas Tatin en la cocina de su hotel de Lamotte-Breuvon, enfundadas en delantales blancos, amasando con energía harina y mantequilla, y dando la vuelta al mundo. No haciendo un viaje al estilo Julio Verne, no, sino dando literalmente la vuelta al mundo, tal y como hicieron con su célebre tarta Tatin de manzana o tarta de manzana al revés.
Indagando sobre su origen, todas las hipótesis apuntan a un invento genial surgido del azar gracias a una magistral equivocación. Me gusta pensar que no fue así, que les demoiselles Tatin sabían lo que hacían e investigaron y gastaron manzanas, harina y mantequilla a tope hasta dar con la tarta que tenían en la cabeza. Sea como fuere, un simple cambio de postura da como resultado un tarta que sería completamente distinta si las manzanas, en un alarde de liderazgo, hubieran pedido ponerse arriba.
Adaptar la receta al slow cooker ha sido algo trabajoso: las manzanas caramelizaban que daba gusto, mientras que la masa quebrad…