Pavo asado
Encontrar un pavo que entrara en un slow cooker de 8 litros fue toda una aventura. El pollero de mi mercado no pudo hacer frente a mi pedido de una pavita que no sobrepasara los 3,5kg. El día que fui a recogerla, salió de la cámara un pavo enorme, tan desarrollado y seguro de sí mismo que me invitó a salir. Yo miré a mi pollero con cara de circunstancias y él me tranquilizó diciendo que se haría cargo del error.
Después de la primera intentona, recurrí a Internet, y allí, en el Meetic de las carnes y las aves de corral, encontré una discreta pavita que entraba perfectamente en mi mega olla gigante. Pero la visita a la pollería me sirvió para saber que incluso en los pueblos ganaderos de la sierra madrileña –donde vivo– se celebra el Thanksgiving.
Quién me lo iba a decir. "Es que ahora, con lo del Thanksgiving –ya sabes, la Acción de Gracias–, hay mucha demanda de pavos y los están engordando mucho", me dijo mi proveedor local. ¡Jesusito de mi vida! ¡Yisuscraist! pensé, mientras imagin…