Llevo tres años con esta receta pendiente en mi calendario de planificación de contenidos de Crockpotting. Siempre había algo que la desplazaba y no me lo explico: es tan fácil de hacer y tiene un resultado tan bueno, que ahora que paladeo trocitos de panceta crujiente y tierna me arrepiento de no haberla hecho antes.
La panceta es una de esas piezas que he descubierto ya talludita. En mi casa no se cocinaba nunca y han tenido que pasar décadas y varias ollas lentas por mi vida para que me enamorara de ella sin remedio. La cocción lenta derrite la grasa y deja la carne muy tierna.
Combinando tres procesos: salmuera, slow cooker y plancha, se consigue un bocado exquisito, de esos que la gente de a pie llamamos "de restaurante". La salmuera permite salar la pieza por dentro y prepararla para que quede más jugosa, al evitar que la carne pierda sus jugos durante la cocción.
Para el paso por la plancha, he usado un truco de Íñigo Aguirre –el mago de Umami Madrid– que funciona muy bien y ay…