Menú semanal Plus | Tercera semana de noviembre 2024
Una cocina blanca y real. Una bioquímica y empresaria hecha a sí misma. Reyes Magos de verdad, el impacto del factor suelo y las DANAS, y joyas hechas con cubiertos.
Una semana más, el menú semanal llega para ayudarte a organizar las comidas y cenas de la semana que viene. En tu mano está adaptarlo a tus gustos y necesidades, seguirlo en parte o al pie de la letra. Haz tu lista de la compra y que el lunes te pille en perfecto estado de revista. ¡Que tengas una buena semana!
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La cocina de Marta es un cubo de luz blanca abierto al salón. Es una cocina convencional, con muebles corrientes y molientes como los que podemos encontrar en cualquier almacén de bricolaje o en la famosa tienda sueca.
Uno de sus mayores valores es el espacio, porque, al abrirla al salón, eliminando el tabique, se convierte en una cocina amplia en la que todo fluye. Hace tiempo que los suelos laminados tienen versiones aptas para colocarlos en habitaciones como cocinas o baños.
Lo soportan todo y se limpian muy bien. Por eso no hay que asustarse con la tarima de esta cocina, en un tono de madera blanquecina. Aguantará bien los salpicones, pero su talón de Aquiles serán las pelusas.
Siempre he defendido las alfombras lavables colocadas en la zona de cocción o de lavado. Me han librado de más de una caída y han salido siempre de la lavadora dispuestas a darme más y más seguridad.
En esta cocina, la alfombra no es lavable, pero tampoco es persa, así que vamos medianamente bien: está integrada en la decoración y puede salvar algún que otro resbalón. Es de la misma familia que la lámpara de techo de la que cuelgan cuatro sombreretes de mimbre trenzado, muy original.
La pared de trabajo está vestida con azulejos estilo Metro, bonitos como ellos solos y que le dan un aire cosmopolita. Sobre la encimera, que parece de melamina imitación madera, Marta ha dispuesto dos pequeños estantes gemelos para guardar tarros y algún adorno. Son una buena inspiración y se pueden replicar con unos trozos de madera sobrantes, herramientas y un poco de maña.
En una esquina, junto a la ventana, se ha optado por colocar un estante abierto para guardar y exhibir una bonita colección de cerámica contemporánea con piezas que se usan a diario.
La zona de comedor se resuelve con una mesa con patas blancas y sobre de madera, y cuatro sillas con patas de madera natural tapizadas en tejido blanco.
Me siento muy identificada con Marta. A mí también me gusta poner coronas de Navidad que se convierten en coronas para todo el año. Entras en mi casa y te topas con tres o cuatro coronas que no sabes qué hacen allí: soy incapaz de quitarlas cuando los villancicos se apagan. Son tan bonitas…
A Marta le pasa lo mismo. Vemos en la cocina hasta cuatro coronas que tienen pinta de pasarse la Semana Santa y el mes de agosto mirando la vida pasar.
Todo de Marta en Instagram
Hace una semana llegó la noticia de la muerte de la bioquímica bilbaína Ana María Lajusticia. El primer recuerdo que tengo de ella, es su nombre y su silueta estampados en pequeñas cajas en una farmacia.
El caso de Ana María fue similar al de otras mujeres, como Julia Child, María Galiana o María Dueñas, que dieron un giro profesional y alcanzaron relevancia en la madurez.
Nació en Bilbao en 1924, y en 1939 su familia se trasladó a vivir a Madrid, cuidad en la que años más tarde terminaría su carrera con méritos en la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Complutense.
Tras un accidente, pasó 21 años sujeta a un incómodo corsé de varillas. A finales de los años 60 le diagnosticaron diabetes tipo II. Estas dos circunstancias tuvieron su importancia en el desarrollo de la segunda parte de su vida.
Analizó, desde la perspectiva de su profesión, los porqués de sus problemas de salud, y llegó a la conclusión de que la clave estaba en la alimentación. Cambió sus hábitos y empezó a investigar sobre la importancia del magnesio en la dieta diaria.
Y aquí vino el gran cambio: el magnesio se convirtió en la piedra sobre la que fundó su empresa. Como ella misma cuenta en la entrevista que abre este texto, cuando cambió su alimentación y empezó a tomar magnesio diariamente, su artrosis mejoró y pudo decir adiós al corsé que había llevado durante dos décadas.
“En la química está la verdad”- Ana María Lajusticia
Recién acabada la carrera, con 24 años, fue jefa de los Laboratorios Minersa de Lejona. En el año 73, abrió un herbolario en Barcelona. Más tarde, en 1980, con 56 años, creó la marca de complementos alimenticios que lleva su nombre.
Ana María ha seguido formulando para su empresa hasta hace pocos meses y estuvo activa en redes sociales hasta los 97 años. Hace dos años tomo la decisión de retirarse de los medios de comunicación y dejar la representación de su marca a su nieta Lara Feliu, pero siguió activa de puertas para adentro.