Menú semanal Plus | Tercera semana de noviembre 2023
Ordenamos nuestros tarros mentales en tres despensas. Las confiterías cererías vascas. Desayunamos huevos Benedict, visitamos una exposición de Maestras y buscamos estrategias para mantener la calma.
Una semana más, el menú semanal llega para ayudarte a organizar las comidas y cenas de la semana que viene. En tu mano está adaptarlo a tus gustos y necesidades, seguirlo en parte o al pie de la letra. Haz tu lista de la compra y que el lunes te pille en perfecto estado de revista. ¡Que tengas una buena semana!
Una no, tenemos tres despensas para este viernes de otoño. Si las cocinas nos hacen soñar, las despensas nos llevan a un mundo de orden, seguridad –tener suficientes alimentos almacenados– y olores a hierbas, especias, salazones, etc.

Bambi Lynn Costanzo tiene claro que la despensa es la habitación favorita de su casa. Puede que sea también la más pequeña, pero el tamaño no es determinante si el espacio evoca recuerdos y sensaciones.
Es una cuestión sentimental. Aquí se guardan muchos de sus objetos favoritos: sus moldes de repostería antiguos, su colección de platos azules y blancos o un molinillo de café reconvertido en soporte para ajos.

Más que una despensa para alimentos, es una salita en la que guardar utensilios, vajilla, calabazas, hierbas y manteles. Un pequeño monumento al cuquismo en el que no falta un perejil.
Puedes ver la casa completa en Instagram

La semana pasada pudimos entrar en la cocina de Merette Coleman y hoy fisgamos en su ordenada y amarilla despensa. Aquí se respira porque hay espacio de sobra y se ha organizado todo sin aglomeraciones. Los botes parecen decirse unos a otros “circulen, circulen” y las cestas reposan cómodamente cada una en su habitáculo.
Yo no sé si podría mantener una despensa así. Mi afán por almacenar todo tipo de alimentos de “ultramarinos” me puede y apilo latas, uso baldas supletorias y hago pisos dobles de tarros. Quizá para otra vida, reencarnada en musa de Instagram, la imagen de la despensa de Merette me sirva de algo más que de inspiración.
Un amarillo sedante que vistió muchas paredes en los años noventa, ahora cubre esta despensa moderna pero con aires antiguos. El detalle del fondo en madera de color vainilla me encanta, se ve la intención de aligerar ese amarillo que en grades dosis puede llegar a apabullar.
Puedes ver la casa completa en Instagram

Esta despensa proyectada por Studio Duggan sigue las mismas máximas que la de Merette –orden, botes, estantes y madera–, pero hay una pizca más de caos en esa balda baja que la hace más cercana, más nuestra, más de batalla diaria, con esas cajas que se tocan los costados y esa doble fila que dulcifica el orden artificial de la parte de arriba.
La estructura de madera pintada en rojo contrasta con el fondo de azulejos blancos y tiene una estupenda base en el suelo de baldosa hidráulica en colores verdes y rojizos.
Studio Duggan en Instagram
¿Cómo pudo la llegada de la electricidad afectar al gremio de confiteros vascos de finales del S.XIX y llevarlos a una obligada reconversión? La clave está en las velas, que se verían sustituidas por la luz eléctrica.
En esos tiempos y anteriores, en Euskadi las velas eran un elemento muy importante, imprescindibles para la iluminación, pero también en los ritos funerarios, los cultos religiosos, las supersticiones e incluso para el pago de multas. En las bodegas, las velas eran un elemento de seguridad, detectando el gas carbónico en las salas de fermentación si la vela encendida se apagaba.
Existía la creencia de que los difuntos necesitaban luz en la otra vida, por eso, tanto en las sepulturas como en los funerales, las velas eran imprescindibles.