Crockpotting | La cocina privada

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Menú semanal Plus | Tercera semana de mayo 2025

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Cinco minutos de meditación. ¿Es el brunch una promesa? Que no nos engañen con la kombucha. Un viaje cortito en tren. Un podcast y un documental para engancharnos.

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Marta Miranda | Crockpotting
may 09, 2025
∙ De pago
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El menú semanal llega para ayudarte a organizar las comidas y cenas de la semana que viene. Haz tu lista de la compra y que el lunes te pille en perfecto estado de revista. ¡Que tengas una buena semana!


Encontrarás las recetas del menú semanal al fondo del pasillo de esta newsletter. Si al abrirla desde el correo se ve cortada, puedes expandirla desde “Ver todo el mensaje” o desde los enlaces “Ver en navegador” o “Leer en la app”.


¿Y si comenzamos la semana con cinco minutos de meditación?


Más ejercicios con Anabel Otero en Youtube


person holding chopsticks and bowl of food
Imagen de Duncan Shaffer en Unsplash

La idea del brunch me parece genial siempre, aunque a veces te prometen un brunch y el resultado es decepcionante. Yo recuerdo dos brunchs que nunca pretendieron serlo. Los demás, han sido olvidables.

Uno fue hace muchos años en mi casa, en la que se alojaban unos amigos después de haberlo dado todo en una boda la noche anterior. Nos despertamos tarde, con hambre perezosa y mucha sed. Era pronto para hacer una comida típica de mediodía, pero el desayuno se nos iba a quedar corto y tardío.

Abrí la nevera y empecé a apañar una mesa con quesos, ahumados, conservas, huevos, tortillas, fruta, panes, café y zumos. Fue un bonito fin de fiesta en el que nos despertamos, nos nutrimos, charlamos y reímos. No recuerdo ya quién se casó, pero sí esa mesa llena de pitanza.

El segundo lo hicimos en un local de Donostia, ahora cerrado, en el que daban buenos cafés y tenían una carta que se podían pedir durante todo el día. Podías comer a media mañana sin que nadie leyera ni pronunciara la palabra brunch.

Croissants franceses, huevos Benedict, cafés, frutas y yogur, tostas, zumos. Comimos y salimos de viaje de vuelta a casa satisfechos y con el estómago feliz

Laia Shamirian reflexiona sobre esta mezcla de desayuno y comida que derrocha cuquismo y postureo.


El brunch es la promesa de una nueva clase social | Por Laia Shamirian en Food & Thoughts


clear glass jar with brown liquid
Imagen de Tim-Oliver Metz en Unsplash

Hace pocos años que la kombucha ha entrado de lleno en el mercado de bebidas refrescantes. Yo hace un tiempo que la elaboro en casa y la consumo prácticamente a diario. Al no beber alcohol, me gusta tener alternativas para comidas y momentos especiales. Y me sienta bien.

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Hacerla en casa permite tener una buena cantidad de bebida por muy poco dinero (el coste del agua mineral o filtrada, el té y los saborizantes que le pongas). En comparación, el precio de un litro de kombucha comprada es una locura. Y elaborarla educa la paciencia, todo son ventajas.

Daylí Remuñian nos enseña cómo leer las etiquetas de los envases de kombuchas comerciales para entender qué estamos comprando y si realmente nos están vendiendo una bebida viva y con propiedades beneficiosas para el organismo.

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