Menú semanal Plus | Segunda semana de marzo 2024
Una cocina en una casona cántabra. Tres fotógrafas urbanas neoyorquinas. Las cholitas de Bolivia, dos proyectos web de entretenimiento y mapas ilustrados para viajar a Madrid.
Una semana más, el menú semanal llega para ayudarte a organizar las comidas y cenas de la semana que viene. En tu mano está adaptarlo a tus gustos y necesidades, seguirlo en parte o al pie de la letra. Haz tu lista de la compra y que el lunes te pille en perfecto estado de revista. ¡Que tengas una buena semana!
Encontrarás las recetas del menú semanal organizadas en la última sección de esta newsletter. Es posible que, dependiendo de su extensión, al abrirla desde el correo, la newsletter se vea cortada. Puedes expandirla haciendo click en el título, desde “Ver todo el mensaje” que aparecerá al pie, o desde los enlaces “Ver en navegador” o “Leer en la app” que encontrarás en la parte superior del correo.

La cocina de esta semana no está en Los Cotswolds, ni en Michigan, ni en un paraje aislado de Suecia. Es la casa de Cris y está en algún lugar de Cantabria. El lienzo no puede ser mejor: una casa de piedra reformada a capricho por sus dueños, con una cocina más pequeña de lo que deseaban, pero que lo tiene todo para enamorar.
En las paredes se juntan varios acabados. Piedra natural con rejunte blanco, baldosa, pintura y papel pintado. El resultado no puede ser mejor, porque se ha utilizado una paleta de colores basada en la piedra para que todo combine y se complemente.

La madera de las vigas se ha pintado de blanco, aligerando el peso visual de la madera de roble, habitual en estas construcciones.
Pero vamos al turrón: hay detalles en cada centímetro cuadrado. Una gran cocina Smeg de color crema, con seis quemadores de gas y tres hornos eléctricos, es el centro de atención, un sueño para cocinar sin límites.
Alrededor, encimeras de madera con interiores cubiertos con cortinas de lino, una preciosa alacena de madera con puertas de tela de gallinero y una soberbia mesa con sobre de mármol, forman toda la superficie de trabajo disponible.


En un rincón, un armario antiguo de madera guarda la vajilla y los cubiertos junto al frigorífico. Me encanta el frente de la ventana con ramos de flores secas colgados, tablas de madera de curiosas formas y unas bonitas lámparas de techo con tulipas de cristal.

El grifo me ha hecho dar un respingo. Es una enorme pedorreta a Grohe: está hecho con material de fontanería, planteado como si fuera una conducción interna, pero completamente a la vista. Y por eso quiero mucho a Cris: hay que tener la mentalidad muy abierta, ser muy creativa, sentirse muy libre y tener las cosas muy claras para plantear un grifo como ese.
¿Qué me dices del mueble platero que hay sobre el fregadero? Si lo miro de lejos entornando un poco los ojos, veo la cara de un amable monstruo con una dentadura gigante. ¿Soy yo o tú también lo ves?
Más sobre la casa en La Madriguera de Cris
Los muebles restaurados de Cris en Verde Carruaje
Hace varios años pude ver una exposición de la obra de la fotógrafa neoyorquina (nacida en Ohio) Berenice Abbott que me dejó fascinada. Su vocación artística fue temprana: a los 18 años comenzó a estudiar escultura en Nueva York y más tarde continuó sus estudios en París y Berlín.
Durante su estancia en París, fue asistente de Man Ray, con quien profundizó en el mundo de la fotografía, abriendo en el año 1926 –ya en solitario– un estudio de gran éxito en la ciudad.
Los cambios arquitectónicos de la ciudad de Nueva York en la década de los 20 impresionaron a Abott, quien, una vez establecida de nuevo en Manhattan en 1929, comenzó a fotografiar su serie Changing New York.
Hoy día, no sería nada extraño ver a una mujer fotografiando grandes edificios en construcción o haciendo fotografía urbana, pero en el comienzo de la década de los 30 del siglo pasado, toparse con una mujer de pelo corto cámara en mano, subiendo por interminables escaleras de obra, no era algo habitual ni aceptado.
Gracias a ella podemos observar un retrato del Nueva York de los años 30 y conocer cómo fueron los trabajos de construcción de edificios como el Rockefeller Center o contemplar fotografías aéreas realizadas desde lo alto de los rascacielos.
Más sobre Berenice Abbott en Cultura Inquieta y en ICP.org
Vivian Maier retrató la vida en la calle en Nueva York y Chicago entre las décadas de los 50 y 90 del Siglo XX. Daba igual que fuera el fondo de una papelera, el reflejo de un espejo en un escaparate, los muelles de un colchón abandonado o un instante de un paseo. En todo veía belleza.
En sus series de autorretratos aprovechaba cualquier momento y superficie para inmortalizarse: un espejo, un cristal, su sombra en la hierba o una bandeja de plata.
Maier trabajaba como niñera a la vez que fotografiaba cuanto veía. En su madurez, se encontró sin recursos y fueron algunos de los niños que ella cuidó quienes se hicieron cargo de sus gastos y procuraron que tuviera una vida digna.
Su obra se hizo pública en 2007, cuando, en una casa de subastas de Chicago se encontró una caja con los negativos acumulados durante toda su vida. Su archivo está en proceso de reconstrucción gracias al proyecto de John Maloof.
Vivian Maier | Web Oficial Maloof Collection
Helen Levitt nació en Brooklyn, Nueva York, en 1913. Muy joven empezó a trabajar en un estudio de fotografía, y es a raíz de la visita a una exposición de Henri Cartier-Bresson, cuando descubre que ese es el mundo en el que quiere vivir. En 1936 empieza a hacer sus fotografías con una Leica de segunda mano.
Hay dos primeras etapas en la fotografía de Levitt, partidas por una década en la que se dedica al cine, primero como montadora y luego como directora.