Flan de leche condensada
Si tienes un paladar de esos que rechazan el dulce, no sigas leyendo, ¡huye! Da media vuelta y busca otra receta que colme tus ansias de postre, porque este flan de leche condensada es tan dulce como Titanic y Ghost juntas. Este es un flan muy fácil, de esos que se hacen en un pispás sin tener que andar separando yemas y buscando qué hacer con las claras sobrantes.
Ni siquiera hay que hacer infusión previa, como en el flan de huevo o el de dulce de leche, así que te sacará de un apuro cuando tengas que hacer un postre y vayas con el tiempo muy apretado. Las cantidades de la receta te pueden servir para hacer cuatro flanes de ración para levantadores de piedra, seis u ocho flanes para espíritus equilibrados –usando moldes más pequeños– o un flan grande de una sola pieza, de esos que salen a la mesa en volandas y se parten en raciones.
Yo los hice tamaño levantador de piedra, que por algo soy vasca, y, además, necesitaba que quedaran rotundos y aparentes para la foto. Si decides hacerlo…