Chutney de plátano
Dulce y agrio, mi primer contacto con el chutney no pudo ser más satisfactorio. Una vez hechas las presentaciones, aprendí a utilizarlo en sandwichs, en bocadillos, a comerlo con queso, con arroz blanco, con carnes o pescados; vamos, que me conquistó. El chutney, de origen indio, es una sorpresa para el paladar. El vinagre, la fruta, las hortalizas y el azúcar lo convierten en un acompañamiento diferente que potencia sabores y casa muy bien con distintas preparaciones.
Como podéis imaginar, llevaba tiempo mirando de reojo a la crock pot mientras susurraba por lo bajinis: un chutney, un chutney. Y solo hizo falta que apretara el calor y los plátanos se empezaran a poner feos, muy feos, para que me pusiera con la tarea pendiente: un chutney de plátano en slow cooker.
Ahora tengo un bote para mí solita, que me acaricia el paladar y me castiga las papilas en un rollo sadomaso del que no puedo ni quiero bajarme. Dadme queso, dadme paté, dadme un sandwich o un arroz, pero permitidme que abra…