Caldo de huesos de pollo de aprovechamiento
¿Cuántas veces he dicho que los caldos hechos en crock pot son una maravilla? Ya he perdido la cuenta, pero es que esta es una de las elaboraciones en las que más se deja sentir la diferencia ante la cocina convencional. El tiempo y la cocción suave son fundamentales para extraer toda la sustancia y el sabor de hortalizas, carnes y huesos, y esa es la diferencia entre un caldo hecho en un rato en una olla exprés –que suelen ser blancos y de sabor poco complejo– a uno elaborado en slow cooker.
Casi todas las semanas –mientas Madrid no se convierte en un horno– suelo hacer un caldo de aprovechamiento con huesos y restos de pollo asado en crock pot. Suelo hacer comida para Thor, perruno viejecito al que le va muy bien mezclar pollo asado –y su jugo– con las bolas de pienso. Los lametazos que da al cuenco al acabar de comer no son de este mundo.
Suelo cocinarle ocho o nueve contramuslos cada vez en la Andrew James de 8 litros, y, tras desmigar la carne y guardarla en porciones en el conge…