Batatas rellenas de garbanzos
Un plato vegetal a base de batata y garbanzos, apto para dietas veganas, que se siente cómodo en todas las mesas.
Puedes escuchar el texto completo en este enlace al podcast.
Las batatas fueron mi descubrimiento gastronómico tardío. Ya os he contado que en mi casa no se compraban y que creo que era porque a mis padres les traían recuerdos del hambre de la guerra, cuando solo encontraban boniatos para comer.
En realidad, el que pasó hambre fue mi padre, que tuvo que huir desde Donosti hasta Bilbao con solo seis años. Mi madre, en Pamplona, tenía un panorama distinto y más posibilidades para encontrar alimentos.
Ni siquiera sé si hubo batatas o boniatos en los mercados cuando yo era niña o joven. Solo que un buen día recaí en esos tubérculos alargados y rojizos y, con el tiempo, me animé a probarlos.
Desde entonces, son habituales en mi cesta de la compra. Ese toque carnoso, dulce y suave, es muy reconfortante. La batata es un buen lienzo sobre el que componer recetas. Combinada con salsas, con quesos frescos o de corteza blanda, animada con cítricos, invadida por vueltas y vueltas de pimienta, es siempre una delicia.
Hoy la cocinamos para rellenarla con un salteado de garbanzos, cebolla y tomate. Un plato para todas las estaciones.
Limpita y arreglá
Como vamos a servir la batata entera cocinada, tenemos que procurar lavarla lo mejor que podamos. Normalmente lo hago con unos guantes rugosos, pero esta vez utilicé unos estropajos nuevos que se usan sin detergente y quedaron niqueladas.
Lista para rellenar
Dependiendo del punto de cocción y del grosor de pulpa que se deje adherida a la piel, las barcas de batata serán más o menos resistentes. Por eso te recomiendo que no las dejes cocinarse eternamente.
En cuanto las traspases con una brocheta y entre hasta la mitad sin problemas, corta la cocción, sácalas y córtalas por la mitad a lo largo.
Deja que se templen, porque cortar cosas muy calientes no suele dar buen resultado, y ve sacando la pulpa con una cucharilla, dejando una buena capa pegada a la piel.
Si, a pesar de todos estos cuidados, se llegara a romper, no pasa nada, le daremos la vuelta a la situación. Nadie tiene que saber que algo ha ido mal: convertiremos unas batatas rellenas en un salteado de batata y garbanzo, y tan panchos.
Termina de sacar toda la pulpa, desecha la piel, y aquí no ha pasado nada.
Los garbancitos
Puedes cocer los garbanzos en el slow cooker. El tiempo de remojo es de aproximadamente 12 horas y la cocción de unas 10 horas en ALTA, aunque dependiendo de la calidad y edad del garbanzo, el agua, etc., el teimpo puede ser menor o mayor. Vigila y cocina los garbanzos siempre en función ALTA, les gusta la caña.
Si quieres asegurarte de que los garbanzos salgan tiernos y se acorte el tiempo de cocción, pon un poco de bicarbonato –muy poco, una pizca– al empezar el cocinado.
Si no te apetece cocinar los garbanzos, utiliza una buena conserva. Un buen truco para escurrir los garbanzos sin estropearlos y aprovechar el líquido de gobierno para sopas u otras elaboraciones, es calentar el bote abierto suavemente al baño María.
Cuando esté caliente, será fácil colarlo y recogerlo en un bol. Los garbanzos quedarán húmedos pero no impregnados de gelatina y podrán estar secos un un rato. Recomiendo hacer esto con antelación.
Preparación: 15 minutos
Cocción: 4 horas
Función: ALTA
Raciones: 4
Papel metálico de cocina
2 batatas grandes
400 g de garbanzos cocidos escurridos
2 tomates rojos
1 cebolla roja