Arroz con leche
Uno de los retos a los que me enfrentaba cara a cara con el slow cooker era hacer arroz con leche. Las pruebas para cocinar arroz blanco fueron un fracaso (el arroz necesita caña, temperatura desde el inicio para cocinarse comilfó) y, aunque algo me decía que había que intentar bordar el arroz con leche, los primeros intentos fueron un fiasco.
Reunido el departamento de I+D de Crockpotting (mis gatos, mi amigo invisible y yo), determinamos una receta en tres partes que tenía que llevarnos a un arroz con leche dulce y cremoso, digno de elevadas preguntas filosóficocreativas. Y funcionó.
En la primera parte la leche se infusiona. Hay que aguantarse las ganas de poner todo en la olla y salir corriendo. En la segunda, se añade el arroz, pero nada de azúcar, que, vaya usted a saber por qué, es un poco troll y no deja que el arroz dé lo mejor de sí. En la tercera, unos meneos, el azúcar para adentro y a esperar. La recompensa es un arroz cremoso como si lo hubieran estado revolviendo Rafael…